Llamar telefono erotico ?

No sé qué tiene el, pero cómo me tiene. Me llama poco… pero cuando hablamos echamos lo que yo llamo “un polvazo telefónico”. En el teléfono erotico fluye un rollo súper caliente y animal que siempre termina por dejarme destrozada…

Él estaba buscando una conversación subida de tono: Hablar de sexo, de lo que le pone, conocer a una tía de verdad, directa, que le empalmara a tope, disponible y lista para hacerle gozar en cualquier momento, donde fuera… así que conectamos rápido. Los teléfonos eroticos es lo que tienen… ¡Que es todo puro morbo!

Me pongo tan caliente que siento que me mojo con solo oir su voz y saber que está al otro lado. Y me pongo hiper cachonda sabiendo que él escucha mi voz toda excitada por él, con la respiración agitada, la boca entreabierta, salivando y empapándome las bragas y los dedos por él, imaginando que está aquí para comerme entera, joderme hasta reventarme y hacerme sentir una diosa. Me pone muchísimo escuchar cómo me susurra palabras sucias, cerdadas, escuchar cómo traga saliva, se lame los dedos, escupe en la mano y se la agarra como si fuera yo quien está ahí para sobarle, chuparle y lamerle hasta hacer que se corra donde más le apetezca ese día.

Es brutal. Un nivel de excitación y morbo imposible de explicar. El nivel de intimidad, de cerdeo y complicidad que tenemos es insuperable.

Él me dice por el teléfono erotico que le pone a tope darme cachetaditas en el culo, agarrarme por las caderas mientras le cabalgo, meterme los dedos en la boca para que se los chupe y luego pasarlos por mi cuello, bajando hasta el ombligo y acariciarme mi almejita empapada, hinchada de placer, entre mis piernas que están abiertas solo para él.

A mí a veces me gusta cerrar los ojos cuando tenemos sexo telefonico y me lo imagino dándome por detrás, agarrándome del pelo y tirando para que arquée la espalda y pueda hacer que sus huevos reboten contra mi clítoris… Se lo cuento todo mientras me meto la mano por debajo de la ropa, me acaricio los pezones duritos, la almeja caliente y jugosita. Me flipa cómo me va desarmando, su voz me penetra desde el cerebro hasta hacerme temblar las rodillas…

Yo le susurro entre gemidos que me dé más fuerte, más rápido, que me joda hasta romperme y me la clave hasta el fondo, con ganas, hasta empañar las ventanas., hasta que se me ponga la piel de gallina y el pelo de punta. Hasta perder la noción de la realidad y disfrutar de un espasmo tan fuerte y tan largo que me haga perder el sentido.

Y él me va haciendo y deshaciendo, me da placer y me hace estremecer, hasta que me llega un orgasmo que me da una descarga de la cabeza a los pies y me pone a chorrear como una gata en celo. Y yo mientras tanto arañando su espalda, mordiendo su cuello y pidiéndole que no pare, que siga haciéndome rabiar, gemir y chillar hasta correrme y correrme y correrme como una bestia imparable.